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Además de los diplomáticos de carrera en los que se ha centrado la mayor parte de la atención de los investigadores, el Ministerio de Asuntos Exteriores envía al extranjero a muchos otros agentes que no son necesariamente funcionarios públicos. Es el caso de los «agregados audiovisuales» estudiados en este artículo. Reclutados en el sector audiovisual, se espera que vuelvan a él al final de su contrato. A caballo entre lo público y lo privado, encarnan un caso límite, en un ministerio poco estudiado desde esta perspectiva, de una «hibridación organizativa» que sería característica de las nuevas «profesiones difusas» de las administraciones «post-burocráticas». «Peones» de una diplomacia audiovisual con un programa vago, se distinguen de sus colegas diplomáticos por su estatus (frágil), su especialidad (disputada) y su carrera (poco codificada), al tiempo que se benefician de las elevadas compensaciones financieras y simbólicas asociadas a la expatriación diplomática. Su caso permite así identificar y analizar, desde una categoría «marginal» en la diplomacia, la heterogeneidad del empleo público dentro de un ministerio de primer rango como el de Asuntos Exteriores.