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Hemos entrado en una nueva era industrial caracterizada por un entrelazamiento muy fuerte de bienes manufacturados, servicios y tecnología digital, que está cambiando profundamente los modelos de negocio de las empresas. Ahora estas necesitan acercarse mucho a los usuarios para ser capaces de crear valor. En este nuevo contexto, Nathalie Popiolek se centra en el caso concreto del sector de la energía solar fotovoltaica y examina un escenario en el que este sector se adaptaría a esta revolución apostando a la vez por la transición energética y la transición digital. Tras presentar las características específicas de la industria fotovoltaica y el lugar particular que ocupa el «consumactor» en la economía hiperindustrial que se está desarrollando actualmente, subraya las posibilidades que se abren en los ámbitos político, tecnológico, económico y social con la puesta en marcha de las transiciones de la energía y la electricidad. Tras recordar las transformaciones en marcha entre los operadores de electricidad, que están reforzando su actividad en los servicios y la tecnología digital, y las perspectivas resultantes (estos cambios no sólo afectan al consumidor final, sino a toda la cadena de valor del sector), Nathalie Popiolek examina el caso concreto del sector fotovoltaico y la posible implantación de un «sistema virtuoso de autoconsumo colectivo», altamente descentralizado y basado en la energía fotovoltaica. Subraya, además del necesario incentivo legislativo, el papel clave de la tecnología digital en este ámbito (interfaces digitales, internet de las cosas, blockchain...) y la aparición de prometedores proyectos de «huertos solares» (en los que el consumidor también puede convertirse en productor de electricidad). El análisis aquí propuesto muestra que en este sector es posible un cambio de modelo económico compatible con la transición energética, siempre que los actores políticos e industriales tomen las decisiones correctas.