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Este artículo examina los reajustes que se producen en una pareja cuando a uno de los dos se le diagnostica un trastorno neuromuscular años después de su encuentro. Se basa en el estudio de caso de una pareja, explorado mediante el uso de dos herramientas: una mediación, «el juego de la oca», ofrecida a la pareja, seguida de una entrevista individual con cada miembro de la pareja. La enfermedad puede fortalecer el pacto inconsciente entre la pareja, pero también puede sacudir sus cimientos y provocar una crisis que dejará a cada miembro de la pareja solo frente a su propio sufrimiento. Esta crisis puede surgir después del diagnóstico, en especial, cuando aparecen los síntomas incapacitantes de la pareja afectada. El psicólogo clínico, en del marco de las consultas médicas especializadas, desempeña un papel crucial en la identificación de las situaciones de riesgo y en lograr que la pareja del paciente también sea «atendida» y que los cónyuges, al igual que los pacientes, sean escuchados en lo que respecta a su experiencia de la enfermedad para, al menos, limitar sus efectos.