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El test de Brazelton o escala para la evaluación del comportamiento neonatal, realizado en presencia de los padres y centrado en el cuerpo del bebé, representa una experiencia emocional muy fuerte compartida por los padres, el bebé y el examinador; estas consultas son una oportunidad para un encuentro vivo y verdadero entre los padres y su bebé. A través de un movimiento de identificación regresiva, promueven la empatía (dada toda la controversia sobre el concepto de empatía, quizá sería más apropiado hablar de «sintonía con el bebé y sus experiencias...») con el bebé y sus vivencias arcaicas y una reanudación (¿es una «reanudación» del proceso o más bien una «vía de acceso» a este?) del proceso de simbolización primaria. Permiten detectar muy pronto los signos de sufrimiento del bebé e intervenir rápidamente de forma preventiva. Pueden conducir a la apertura de un espacio terapéutico, en particular con los padres cuyo pasado traumático provoca una resistencia a cualquier tratamiento «psi-».