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Es natural pensar que las experiencias emocionales asociadas al recuerdo de un acontecimiento pasado son estados emocionales nuevos y presentes desencadenados por dicho suceso recordado. Sin embargo, a principios del siglo XX, algunos intelectuales cuestionaron esta concepción común, pues consideraban que las emociones podían codificarse y recuperarse, y que los aspectos emocionales ligados a los recuerdos del pasado personal no siempre eran nuevas respuestas emocionales desencadenadas por el acto de recordar. Llamaron a este tipo específico de memorias «recuerdos afectivos» y defendieron su existencia. En este artículo, presento el contexto histórico de este debate, así como la caracterización y el desarrollo que ha conocido la noción de memoria afectiva desde su creación. El objetivo es mostrar que, aunque el debate no se resolvió y el término desapareció de la investigación académica en torno a 1930, muchas de las caracterizaciones de la naturaleza de las emociones y de la memoria planteadas por los defensores de la memoria afectiva han resurgido de forma implícita y se han desarrollado en la agenda científica de las últimas décadas.