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Este artículo examina los inicios del anarquismo y el sindicalismo revolucionario en Sudáfrica, casi totalmente descuidados en la literatura existente. Oponiéndose a la opresión racial y a la segregación, y criticando al mismo tiempo el nacionalismo negro africano y mestizo, los anarquistas y sindicalistas revolucionarios desarrollaron un análisis cada vez más complejo de la opresión nacional. Estas corrientes entrelazadas han evolucionado localmente hasta convertirse en un movimiento multirracial y anticapitalista, centrado en la estrategia de construir una Gran Federación Unificada revolucionaria como medio de liberación de clase y nacional, y que seguirá influyendo en el trabajo regional, blanco y negro, y en la izquierda en general, tras la formación del Partido Comunista de Sudáfrica en 1921.